El Plan de Guardiola
- Antonio García del Pino Martín
- 14 feb 2023
- 3 Min. de lectura

Hablamos sobre el cambio en el esquema de Pep para afrontar la segunda parte de la temporada.
'Al principio de la temporada me parecía que podía predecir los partidos del Manchester City con los ojos cerrados. Ahora ya no.' Es la frase que dejaba Chris Sutton en la BBC cuando le preguntaban por su pronóstico del Manchester City - Aston Villa. Frase representativa de lo que está siendo la temporada del equipo mancuniano. Sin llegar a ser un equipo frágil, como allá en 2017 o en 2020, el proyecto de Pep pasa por una etapa algo dubitativa, acentuada aún más por la gran campaña del Arsenal.
Lo cierto es que si en verano nos cuentan la situación que iban a atravesar los citizens, nos hubiera resultado difícil de creer viendo como se desarrolló el mercado de fichajes. Parecía que con la incorporación de Haaland, Pep Guardiola recibía la joya de la corona. Tras conseguir armar un equipo repleto de jugadores talentoso al que parecía imposible quitarle el balón, este verano, con la incorporación de un delantero de primer nivel, parecía solucionarse el único talón de Aquiles de la plantilla. La única duda que dejaba el noruego a la hora de encajar en un conjunto tan de autor, era la de si iba a verse perjudicado el nivel tan alto y dinámico de circulación de balón. Al ser un delantero de área, la afición podría esperar una mejor adaptación de un delantero como Kane en lugar de Haaland, que no está tan acostumbrado a salir del área para asociarse.
Todas estas dudas de adaptación se disiparon en el momento en el que Erling empezó a hacer del gol una costumbre, y con ello, poner en peligro todos los récords goleadores de la Premier. Las primeras impresiones no podían ser mejores, pero una vez empezaron a pasar las jornadas, el Manchester City no conseguía alcanzar el liderato en la clasificación, ni siquiera con los 25 goles a mitad de temporada del crack noruego. Es por eso que, como cada vez que el equipo skyblue entra en una pequeña crisis de resultados como la de las últimas semanas, los focos apuntan al banquillo en busca de soluciones. Para intentar conseguir volver a rozar la perfección en el juego como el año pasado, Guardiola tenía que conseguir involucrar a Haaland de alguna manera para que el noruego aporte algo parecido a lo que el año pasado aportaba la figura del falso nueve. Pero la solución no iba a ir por ahí. Lejos de retrasar el área de influencia de Haaland, el técnico catalán ha querido volver a jugar con cuatro mediocentros como el año pasado, sin tocar la posición de nueve de área del noruego. Para ello, tocaba sacrificar un defensa.
En el partido frente al Aston Villa, el Manchester City salía con un 3-4-3, con Walker y Laporte escoltando a Ruben Dias, Rodri y Gundogan formando un doble pivote con Bernardo y Kevin de Bruyne por delante, Mahrez y Grealish pegados a las bandas y Haaland como referencia.
Aunque para muchos pudiera ser una sorpresa un tanto suicida el hecho de jugar con solo tres defensas sin carrileros, la realidad es que no es nada nuevo para los de Pep. Aunque el año pasado sobre el papel el dibujo fuera un 4-3-3, a la hora de la verdad resultaba ser un 3-5-2 sin referencia en el área, con cinco mediocentros incluyendo el falso nueve y el lateral izquierdo (Zinchenko o Cancelo), y dos jugadores abiertos en banda. Es por eso que la única diferencia con respecto al año pasado es que se sacrifica un defensa para no mover a Haaland de la zona donde más daño hace. Tampoco sorprende que el jugador sacrificado sea el lateral izquierdo, pues tras las salidas primero de Zinchenko y después de Cancelo, el equipo queda huérfano en esa posición, donde podemos situar a Aké, pero en ningún caso podría resultar el holandés una opción fiable para desempeñar el papel de lateral izquierdo/mediocentro que Pep exige.
Tan bien le salió la jugada al de Sampedor, que no solo goleó y convenció, sino que lo hizo sin necesitar los tantos de Haaland, y con el noruego asistiendo e involucrándose cada vez más en el juego. Porque a veces, en el fútbol y en la vida, la motivación nace de la falta de necesidad.
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