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El fútbol y la optimización de recursos.


La optimización de recursos en los equipos que menos calidad individual poseen hacen que el conjunto engrane mejor y sobrepase a equipos que poseen lo antónimo.


Hace menos de una semana, buscando lo más reciente que concierne al tema, Julián Calero en la rueda de prensa del partido que enfrentó al Burgos ante Las Palmas dio catedra sobre la diferencia entre jugar bien o jugar bonito. Puso en contraposición el jugar bonito, que es gambetear con el balón, lucirse con el mismo y ostentar de la calidad de aquellos jugadores que poseen ese caché. Y luego, el jugar bien lo fragmenta en cuatro fases claves que condicionan en un alto porcentaje el buen rumbo del partido; estas fases son: la fase de ataque, la defensiva, el que hacer cuando tienes el balón y lo opuesto, qué hacer cuando lo pierdes. Si estas cuatro fases se completan, juegas bien al fútbol. Si a esto le sumas la capacidad técnica si es que gozas de ella, juegas bien y bonito.


Completar lo anterior tiene un condicionamiento, y es que hay que ser consciente de las capacidades de las que dispones, si te ajustas a ellas y optimizas tus recursos adquieres una personalidad en el juego que sale de lo común y de las reglas no escritas de lo que se supone que es el buen fútbol, con esto se consiguen muy buenos resultados y no porque suene bien si no porque ya hemos visto ejemplos prácticos. El Burgos sabe que tiene, son ellos mismos y son capaces de asociarse y entenderse a la perfección y si además completa estas fases pues son capaces de lograr lo que hasta día de hoy están consiguiendo y es estar arriba en la tabla con esfuerzo, trabajo y compañerismo.


El exponente en primera división de esto, es el Rayo Vallecano de la mano de Andoni Iraola. El Vasco sabe mejor que nadie lo que tiene en su equipo, donde ha situado a jugadores de suma calidad en un entorno de colectivismo que conecta a las mil maravillas y que da resultados. El rayo no es un equipo que se ande con titubeos, su juego es directo, mandan muchos balones largos, las bandas son potentes donde los extremos dan su sitio a los que desde líneas más atrasadas les doblan y gestiona muy bien los 2x1. La verticalidad de este Rayo es vocacional, no se achanta ante ningún rival y llegan hasta el final con sus ideas fijas.

Todo esto sería inexplicable sin intensidad y el conjunto madrileño es un equipo que presiona con las líneas altas sin dejar respirar al rival hasta que lo ahoga y azota. Aunque no se encuentre entre los equipos con más calidad de la liga no se acompleja, juega, es valiente, se divierte y hace que el espectador y los eruditos de este deporte disfruten de su juego.

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